A pesar del aumento de la inflación, el gobierno celebró la cifra registrada en febrero, destacando que fue la más baja para este mes en los últimos cinco años. Según el Ministerio de Economía, la desaceleración de los precios responde a un contexto de crecimiento económico, con una mejora del 5,5% interanual en la actividad económica y un aumento en los ingresos de la población del 18% en términos interanuales. Sin embargo, a pesar de estos avances en algunos sectores, la cifra de inflación sigue siendo alarmantemente alta, alcanzando el 66,9% interanual.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la inflación de febrero llegó al 2,4%, superando levemente al 2,2% registrado en enero. Aunque la cifra representa una desaceleración en comparación con los picos anteriores, el costo de vida sigue siendo una carga pesada para muchos argentinos. Desde el oficialismo, se destacó que este índice es el más bajo para el mes de febrero en los últimos cinco años, pero lo que no se menciona es que, si bien la tasa interanual ha bajado, sigue siendo una de las más altas del mundo.
El presidente Javier Milei celebró la disminución de la inflación, sobre todo la baja en términos interanuales, resaltando que el indicador pasó de 276,2% en febrero de 2024 a 66% en el mismo mes de 2025. Sin embargo, este progreso es cuestionable dado el impacto que las políticas de ajuste y la reducción de subsidios han tenido en los sectores más vulnerables. Además, Milei intentó restar importancia al aumento de precios de ciertos productos, como la carne, argumentando que si se descontara su impacto, la inflación mensual habría sido del 1,8%. Sin embargo, este tipo de ajustes parece más un intento de minimizar los efectos negativos que una verdadera solución estructural.
Por otro lado, el subsecretario de Prensa, Javier Lanari, también subrayó que el 2,4% de inflación de febrero incluye el aumento estacional de la carne, que habría tenido un impacto de 0,6%. Esto fue utilizado para sugerir que, sin este factor, la inflación podría haberse mantenido por debajo del 2%. A pesar de estas explicaciones, el nivel de inflación sigue siendo muy alto, lo que refleja la persistente inestabilidad económica que afecta a la mayoría de los argentinos.
El diputado nacional de La Libertad Avanza, José Luis Espert, celebró la gestión del presidente, subrayando que el "déficit cero" alcanzado desde el inicio del gobierno contribuyó a la reducción de la inflación en más de diez veces. Sin embargo, esta afirmación ignora las serias consecuencias sociales de las políticas de austeridad implementadas, que siguen siendo un obstáculo para las clases trabajadoras y los sectores más vulnerables.
En cuanto al mercado, la situación también muestra signos de fragilidad. El Banco Central tuvo que vender US$ 474 millones, el mayor monto de ventas en lo que va del año, para mantener la estabilidad cambiaria. Esta operación muestra la continua presión sobre las reservas internacionales del país, que siguen siendo insuficientes para respaldar el tipo de cambio. A pesar de que las liquidaciones del sector agroexportador han aumentado, el Banco Central sigue teniendo dificultades para acumular reservas, lo que refleja una crisis de confianza en la estabilidad económica del país.
La consultora Suramericana señaló que, a pesar de las mayores liquidaciones del agro, el BCRA sigue enfrentando dificultades para acumular reservas, lo que agrava aún más la fragilidad del sistema cambiario. A pesar de estas señales de inestabilidad, el gobierno parece seguir adelante con su agenda económica, sin abordar de manera efectiva los problemas estructurales que afectan a la economía argentina.
En resumen, aunque el gobierno de Javier Milei puede celebrar una leve desaceleración en la inflación, la realidad económica sigue siendo difícil para una gran parte de la población. Las políticas de ajuste, la continua presión sobre los sectores más vulnerables y la inestabilidad en el mercado cambiario son señales claras de que el progreso anunciado no está siendo vivido por todos los argentinos. La crítica, por tanto, es que las medidas adoptadas por el oficialismo parecen estar más centradas en objetivos fiscales a corto plazo que en una verdadera estabilización económica que beneficie a toda la población.
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