En México, las autoridades y diversas organizaciones civiles continúan investigando la existencia de hornos crematorios clandestinos en zonas rurales, particularmente en el estado de Jalisco, donde se descubrió un centro de exterminio en días recientes. Este hallazgo se realizó gracias a la labor de colectivos de familiares de personas desaparecidas, quienes localizaron restos humanos calcinados, ropa y más de 200 pares de zapatos en un terreno conocido como el rancho Izaguirre.
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Imagenes de El País México |
La Fiscalía General de la República y el gobierno federal están llevando a cabo investigaciones sobre estos supuestos crematorios ubicados en una zona rural de Jalisco, específicamente en el municipio de Teotitlán. No es la primera vez que se detectan este tipo de instalaciones en la región, que ha estado bajo el control del crimen organizado. Según Andrés Sumano, profesor e investigador en El Colegio de la Frontera Norte, "es una zona bajo control importante del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG)". Además, explica que el área entre Guadalajara y Puerto Vallarta está marcada por un alto nivel de gobernanza criminal, lo que habría llevado a las organizaciones delictivas a establecer allí tanto campos de entrenamiento como de exterminio.
Este no es un caso aislado. En septiembre del año pasado, el mismo lugar había sido inspeccionado por las autoridades de Jalisco, pero no se encontraron restos óseos en ese momento. Fue hasta la semana pasada, gracias a los esfuerzos de las organizaciones civiles, que se descubrió el horroroso hallazgo. Sumano también señala que otros lugares cercanos, como Tala, cerca de Teuchitlán, han sido escenario de descubrimientos similares.
El uso de estos campos de exterminio, como el de Jalisco, responde a las estrategias de las organizaciones criminales. Según Sumano, "la función de estos lugares era doble: entrenamiento y exterminio". Muchas de las personas cuyos restos se encontraron en el rancho Izaguirre fueron reclutadas de manera forzada para entrenarse en actividades delictivas. Sin embargo, aquellos que no cumplían con las expectativas de los carteles eran ejecutados. Las bandas criminales, aseguran las organizaciones civiles, recurren a la cremación de los cuerpos para desaparecerlos de manera definitiva.
El caso de Jalisco refleja una realidad más amplia en México, especialmente en este estado, que encabeza la lista con el mayor número de personas desaparecidas, con casi 15,000 casos documentados. La desaparición forzada ha ganado terreno entre las organizaciones criminales debido a que, como señala Sumano, "si no hay cuerpo, no hay delito".
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