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Con cacerolazo llegó Javier Milei al Congreso

El presidente Javier Milei inauguró anoche las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación en un clima de tensión y descontento. Acompañado por un amplio operativo de seguridad que incluyó granaderos y vehículos de custodia, el mandatario llegó al recinto poco después de las 21 horas. Sin embargo, su arribo no estuvo exento de protestas: un grupo de ciudadanos lo recibió con un cacerolazo espontáneo, expresando su descontento con una gestión marcada por el ajuste económico.

El recinto legislativo, por su parte, se presentó semivacío. La ausencia de gran parte de los legisladores opositores, así como de varios gobernadores e invitados especiales, reflejó el malestar de amplios sectores políticos con las políticas del gobierno. Este escenario contrastó con las ceremonias de años anteriores, donde la apertura de sesiones solía contar con una mayor participación y un clima de mayor consenso institucional.

Un discurso en un contexto adverso

Milei tomó la palabra en un ambiente poco favorable. Desde el inicio de su gestión, el presidente ha impulsado medidas de ajuste que han generado fuertes críticas, no solo desde la oposición política, sino también desde diversos sectores de la sociedad. El cacerolazo que lo recibió a las puertas del Congreso fue una muestra más de este descontento, que se ha manifestado en reiteradas protestas callejeras y reclamos por el aumento de la pobreza y la inflación.

A pesar de las ausencias y las protestas, el mandatario mantuvo un tono firme durante su discurso. Reafirmó su compromiso con las reformas estructurales que ha venido promoviendo, aunque evitó abordar temas sensibles como la situación de los jubilados, la educación, la ciencia y la salud, lo que generó críticas adicionales entre quienes esperaban un mensaje más integral.

Seguridad reforzada y un clima de tensión

El operativo de seguridad desplegado para la ocasión fue uno de los más robustos en la historia reciente de las aperturas de sesiones. Granaderos y personal de seguridad acompañaron al presidente tanto a pie como en vehículos, en un intento por garantizar el orden ante la posibilidad de manifestaciones.

Sin embargo, la tensión no se limitó a las afueras del Congreso. Dentro del recinto, la ausencia de figuras clave de la oposición y el vacío en las bancas dejaron en evidencia la fractura política que atraviesa el país. Este escenario plantea un desafío adicional para el gobierno, que deberá negociar y construir consensos en un Congreso cada vez más fragmentado para avanzar con su agenda de reformas.

Un mensaje de firmeza ante la adversidad

Pese a las dificultades, Milei cerró su discurso con un mensaje de determinación. “Si este Congreso eligiera no acompañar de forma mayoritaria al Gobierno nacional, sepan que eso no detendrá el proceso de cambio. Lo vamos a hacer librando la batalla que haya que librar en todos los frentes. Y nunca, pero nunca, nos rendiremos”, afirmó.

Con estas palabras, el presidente dejó en claro que su gobierno no dará marcha atrás en su agenda, aunque ello implique enfrentar resistencias tanto dentro como fuera del ámbito legislativo. Sin embargo, la pregunta que queda flotando es si esta firmeza será suficiente para lograr los consensos necesarios en un contexto político y social cada vez más complejo.


En plena transmisión oficial, se puede escuchar
el cacerolazo recibiendo a Milei. 


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