El 25 de diciembre, un incidente protagonizado por la Policía de Tránsito de la Ciudad de Buenos Aires generó una crisis diplomática entre Argentina y Rusia. Dos diplomáticos rusos fueron detenidos durante un control vehicular en el barrio porteño de Recoleta, lo que derivó en una serie de protestas por parte de la Embajada de Rusia y la intervención de la Cancillería argentina. El incidente se produjo cuando los diplomáticos Sergei Baldin y Cardmath Solomatin, quienes se encontraban al volante de vehículos con matrícula diplomática, se negaron a someterse a un test de alcoholemia, lo que desencadenó una confrontación con los agentes de tránsito.
El Procedimiento de Control y la Inmunidad Diplomática
La policía de la Ciudad de Buenos Aires detuvo a los dos diplomáticos sin que se hubiera cometido ninguna infracción de tránsito. Según las autoridades rusas, la Convención de Viena de 1961 establece que los diplomáticos gozan de inmunidad, lo que les permite no someterse a controles, registros o cualquier otro tipo de intervención por parte de las autoridades del país receptor. En este caso, tanto Baldin, quien conducía un Volkswagen Vento, como Solomatin, al mando de un Toyota Corolla, se negaron a realizar el test de alcoholemia, en cumplimiento con las normativas internacionales que protegen su estatus diplomático.
El artículo 31 de la Convención de Viena establece que los diplomáticos gozan de inmunidad de la jurisdicción penal, civil y administrativa del Estado receptor, lo que incluye la inmunidad ante cualquier tipo de control de tránsito. Además, el artículo 42 del tratado especifica que los vehículos diplomáticos no pueden ser objeto de requisas. Así, la actuación de la Policía de la Ciudad, que intentó detener a los diplomáticos y realizarles un control, fue interpretada por la Embajada rusa como una violación de las disposiciones internacionales sobre inmunidad diplomática.
Reacción de la Cancillería y la Intervención de Seguridad Nacional
La Embajada rusa emitió un comunicado en el que expresaba su descontento y calificaba el procedimiento como una "grave violación del derecho internacional", subrayando que Argentina debe garantizar la libertad de circulación de los miembros de misiones diplomáticas y el respeto de su inmunidad. En respuesta, la Cancillería argentina intervino rápidamente, afirmando que el incidente fue solucionado correctamente, y que los diplomáticos fueron escoltados hasta la sede diplomática sin mayores complicaciones.
El Ministerio de Seguridad de la Nación también se pronunció sobre el episodio, señalando que el Departamento de Seguridad Diplomática de la Policía Federal Argentina (PFA) se encargaría de las actuaciones y se aseguraría de que se respetara la Convención de Viena en el futuro. El incidente fue finalmente registrado, pero se evitó una escalada del conflicto.
La Opinión de la Diputada Marcela Pagano y las Reacciones Mediáticas Políticas
El caso provocó una serie de reacciones políticas, especialmente dentro del sector libertario. La diputada de La Libertad Avanza (LLA), Marcela Pagano, presidenta del Grupo de Amistad Parlamentario con Rusia, anunció que presentaría una denuncia penal contra los agentes de tránsito, a quienes acusó de violar las "obligaciones internacionales" del Estado argentino. Pagano, quien es una firme defensora de los derechos de las misiones diplomáticas, subrayó que los diplomáticos, por su condición, tienen un "status especial" que les otorga inmunidad en diversas situaciones, incluyendo los controles de tránsito. La diputada señaló que los artículos 31 y 42 de la Convención de Viena estipulan que los vehículos diplomáticos no pueden ser objeto de requisa o de intervención por parte de las autoridades judiciales o administrativas.
“Me resulta preocupante que los controles de tránsito en la Ciudad de Buenos Aires hayan violado las obligaciones internacionales del Estado Nacional Argentino”, señaló Pagano a través de su cuenta en la red social X (antes Twitter). En su descargo, la legisladora insistió en que el accionar de los agentes de tránsito vulneró las normas internacionales a las que Argentina está suscrita, y afirmó que, de la misma manera que se exige el respeto a las misiones diplomáticas argentinas en el extranjero, se debe hacer lo mismo dentro del país.
Un Caso Similar con Antecedentes: El Incidente de 2006
El incidente de este miércoles recordó a otro caso ocurrido en 2006, cuando el agregado ruso Georgy Todua fue detenido tras violar varios semáforos en rojo y huir en dirección contraria por una calle en Buenos Aires. En ese caso, la Corte Suprema de Argentina dictaminó que, aunque Todua había cometido una infracción grave y había agredido a un policía, su condición de diplomático lo protegía de ser detenido, y la resolución pasó por la vía diplomática con la posible expulsión del diplomático. Este caso subrayó la importancia de respetar la inmunidad diplomática incluso en situaciones de conflicto, y es citado como precedente para los reclamos de la embajada rusa.
La Visibilidad del Conflicto y la Controversia Social
El episodio también dejó al descubierto las tensiones sociales relacionadas con la presencia de la embajada rusa en el barrio de Recoleta, un área de alto poder adquisitivo en Buenos Aires. Algunos vecinos expresaron su malestar por la seguridad reforzada en la zona, que incluye vallas a lo largo de la cuadra para prevenir ataques, como los temidos "coches bomba". Este tipo de medidas ha aumentado debido al contexto del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y la embajada se ha visto particularmente vulnerable debido a la creciente hostilidad hacia el gobierno de Vladimir Putin.
El incidente no solo fue un tema de debate diplomático, sino también de discusión en las redes sociales, donde políticos y ciudadanos intercambiaron opiniones sobre el tratamiento que deben recibir los diplomáticos en el país. Mientras algunos criticaron la protección excesiva de los diplomáticos, otros defendieron la inviolabilidad de sus derechos bajo el marco de la Convención de Viena.
El Contexto de los Conductores y las Consecuencias Legales
El conductor del Volkswagen Vento, Sergei Baldin, es un diplomático ruso de 38 años cuyo rol específico en la misión diplomática de Rusia en Buenos Aires no ha sido revelado. En cuanto al otro funcionario, Cardmath Solomatin, su identidad también se ha confirmado, pero su rol dentro de la embajada no ha sido detallado. Ambos diplomáticos, al negarse a someterse al test de alcoholemia, incurrieron en la infracción de desobedecer a un funcionario público, según lo establecido en el Código Penal argentino, lo que conlleva sanciones de entre 15 días y un año de prisión. Sin embargo, como se trataba de funcionarios diplomáticos, la intervención de las autoridades para solucionar el conflicto se resolvió sin recurrir a medidas judiciales.
La discusión también tocó el tema de las sanciones por alcoholemia en Argentina. Para aquellos que den positivo en los controles de alcoholemia, las multas varían dependiendo del nivel de alcohol en sangre, desde $94.530 hasta $1.260.400, y pueden incluir la inhabilitación temporal o permanente de la licencia de conducir. Sin embargo, dado que los diplomáticos tienen inmunidad, estos procedimientos no son aplicables en su caso.
La Diplomacia Frente a los Conflictos Locales
El incidente subraya la complejidad de las relaciones diplomáticas, especialmente cuando se cruzan con la legislación local. A pesar de las tensiones que el caso generó, tanto la Cancillería argentina como la Embajada rusa se comprometieron a resolver el conflicto sin que escale a mayores dimensiones. Este episodio pone de manifiesto cómo las normativas internacionales, como la Convención de Viena, siguen siendo fundamentales para el manejo de situaciones delicadas entre naciones. La resolución del caso dependerá, en última instancia, de las negociaciones diplomáticas y del respeto mutuo a los acuerdos internacionales.
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