El Banco Central (BCRA) flexibilizó el protocolo para que los bancos devuelvan billetes deteriorados, una medida destinada a aliviar la saturación de papeles en sus bóvedas. A través de una norma emitida el jueves 22 de agosto, luego de la habitual reunión de directorio, se dispuso que los bancos podrán enviar billetes en mal estado de hasta $200 sin necesidad de perforarlos.
La medida fue oficializada mediante la Comunicación "A" 8095, que actualizó las normas de “Gestión sobre el numerario” dentro del texto ordenado sobre Circulación Monetaria. Esta establece "la recepción de depósitos de billetes deteriorados sin perforar hasta la denominación de $200 en el estado en que fueran retirados de la circulación".
Según una fuente cercana al BCRA, en general, los billetes que salen de circulación se perforan antes de ser enviados al regulador. Sin embargo, las bóvedas bancarias están abarrotadas de papel moneda, especialmente de menor denominación, que tiende a deteriorarse con mayor rapidez. "Hemos llegado a acumular 100 millones de billetes de $100 y no dábamos abasto para perforarlos", señaló una entidad.
Las máquinas perforadoras tienen capacidad limitada y requieren personal especializado, lo que representa un consumo considerable de tiempo y recursos. La nueva normativa permite a los bancos enviar estos billetes deteriorados sin pasar por el proceso de perforación.
Asimismo, a partir del 9 de septiembre, se revocará la operatoria de declaración de excedentes de billetes deteriorados en la Compensación Interbancaria de Billetes.
Una fuente del sector bancario indicó que uno de los objetivos de la medida es reducir el costo operativo para los bancos, que ya no tendrán que acumular billetes deteriorados, sino enviarlos directamente al BCRA. La fuente también sugirió que esta flexibilización podría estar relacionada con la puesta en funcionamiento de una nueva planta de destrucción de billetes, ya que el Banco Central tenía una en construcción.
El manejo del efectivo se ha convertido en un problema cada vez mayor para las entidades financieras. Una de ellas informó que traslada unas 1.000 toneladas de billetes al mes. La inflación en Argentina contrasta con la baja nominalidad de sus billetes: los de $1.000 representan más del 50% del circulante, mientras que los de $2.000 son mucho menos comunes. Los billetes de $10.000 comenzaron a circular en mayo de este año, y los de $20.000 lo harán en octubre.
"Dada la alta nominalidad de los precios y la preponderancia de billetes de baja denominación, nos hemos transformado casi en una empresa de logística. Cerca de la mitad del presupuesto del banco se destina a este rubro", comentó una fuente bancaria. Además, explicó que se han construido 13 tesoros en todo el país y varios sarcófagos en Buenos Aires para gestionar este problema.
La introducción de billetes de mayor denominación podría mejorar la situación a largo plazo, pero plantea un desafío inmediato. A medida que los nuevos billetes de $10.000 y $20.000 comiencen a reemplazar a los de menor valor, los bancos enfrentarán un cuello de botella en el proceso de sustitución. Los billetes de $500, $1.000 y $2.000 irán perdiendo protagonismo, lo que generará tensiones en los tesoros bancarios durante la transición hacia una mayor predominancia de billetes grandes. En este contexto, la posibilidad de deshacerse de billetes deteriorados de $10 a $200 con menos trámites intermedios es un paso positivo para los bancos. Ámbito.com
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