En Argentina, el país del asado, el consumo de carne vacuna no dejar de caer. Es una tendencia que tiene más de medio siglo, pero que se aceleró en décadas recientes y se profundiza con las crisis económicas.
“Hoy en día lo que vemos, es que viene la gente y compra para el día”, dice a RFI Luis Galeano, quien trabaja en carnicerías desde hace 12 años. Explica que sus clientes ya no vienen a “llenar la heladera”.
“Trata de estirar un pedacito de carne con más pasta u otras cosas para llenar un poquito más la panza”, observa.
Lo que describe Luis es un panorama general. En su carnicería, que está en una zona de relativamente alto poder adquisitivo, sus clientes mantienen un cierto nivel de compra. Pero no todo es carne vacuna.
“Incorporé pollo, que antes no”, detalla Lucrecia, una de sus clientas. “Porque si todos los días tienen que comer carne tengo que ir intercalando un poco para la canasta”.
Cada vez más las aves y el cerdo, que son más económicos, van quitando lugar a la carne vacuna.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario, por primera vez desde que hay registros, en 2024 los argentinos consumirán la misma cantidad de carne aviar que de carne vacuna.
Y no sólo eso: el consumo total de todo tipo de carnes también está a la baja. La Bolsa de Comercio de Rosario calcula que en 2024 se comerán en el país siete kilos menos de carnes por habitante que en el promedio de los últimos diez años.
Todas estas estimaciones, aclara la entidad, son proyecciones que pueden diferir de los datos reales finales. Pero la tendencia es clara: por cambios de hábito y por factores económicos los argentinos comen cada vez menos carne.
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